Millibar – La película

El proyecto consiste en filmar esta secuencia, un “ritornello coreográfico”, siempre que yo pueda bailarlo.
G. Fontaine

Millibar es una película coreográfica en evolución, cuya idea nació en 1998.

Se trata de filmar la misma secuencia de baile al menos una vez al año, al aire libre, en diferentes lugares. La secuencia de danza la realiza la bailarina y coreógrafa Geisha Fontaine y tiene una duración aproximada de cuarenta segundos. Está filmada con una cámara Super 8 por el cineasta Pierre Cottreau.

A continuación, las tomas se seleccionan, se transfieren a vídeo y se editan para constituir un cortometraje coreográfico.

Este proyecto podría ser como un recorrido ya que se trata de retomar una misma propuesta en diferentes lugares y épocas. Pero se distingue por la duración del baile, su ejecución en lugares públicos sin programación previa y su grabación en película (que suele implicar varias tomas).

La repetición de una misma secuencia se convierte en la ocasión de una mayor apertura a lo que rodea al bailarín. La presencia y actitud de quienes la miran influyen en su interpretación. Debe estar alerta a los demás, a veces a un metro de ella, y posiblemente a las bicicletas, los automóviles y otros vehículos. Se centra en la calidad de los movimientos, pero también en la atmósfera que crea el lugar: la gente, la luz, los sonidos, la arquitectura, el paisaje, etc.

Si la secuencia sigue siendo la misma, el contexto cambia cada vez: calles muy pobladas de Madrás o El Cairo, obra desierta de Beirut, jardín público de Figueres, cruce de Vanves, vacío de Kioto, multitudes de Tokio, etc. Las estaciones también difieren. El cortometraje permite al espectador presenciar la reanudación de un mismo bailecito, en lugares más o menos exóticos, ante testigos siempre diferentes.

Ver Millibar también es ver a la gente bailar.

Este proyecto fue motivado por la curiosidad de lo que sería un pequeño baile a lo largo de varios años. Es un juego con la imagen como recuerdo de la danza y como recuerdo de un viaje. Se trata de atravesar el recuerdo de un momento único y la insistencia de un momento de danza destinado a rehacerse hasta el último límite: el cuerpo incapaz de bailar.

El ritornello coreográfico es una terquedad en el tiempo, irreversible.

¡El hombre es irreversible en carne y hueso! El hombre es una persona irreversible.
Vladimir Jankélévitch – Lo irreversible y la nostalgia

Scroll al inicio